Economía Social y el Cooperativismo para el bienestar común

Economía social y cooperativismo para el bienestar común.

¿Qué es lo primero que se nos viene a la mente cuando hablamos de “trabajo”?

En nuestro día a día, cuando hablamos de trabajo, tendemos a asociarlo a una actividad estructurada, que demanda una cierta cantidad de horas y por la cual recibimos un salario fijo. Este sueldo está establecido previamente y su modificación varía según la empresa. Por lo general, también suponemos que existe una figura conocida como “jefe” y un manual de reglas a seguir, que no pueden ser modificadas.

Esto es lo que se conoce comúnmente como “trabajo” dentro de una economía con esencia capitalista. ¿Cuáles son las características principales de este tipo de economía?

Los beneficios de las empresas dependen de cuánto dinero generen por la venta de sus productos. Pero estos productos tienen costos, primero, debido a los materiales que se usan para fabricarlos, y luego, los empleados que ayudan a producirlos a las cuales se les acuerda un sueldo por su trabajo. En este marco, los salarios resultan para el
empresario un gasto y, por ende, cuanto menores sean los salarios, mayores serán los beneficios.

Por otro lado, si la empresa logra un gran incremento de ganancias gracias a la venta de sus productos, este dinero no llega a los empleados, es decir, sus salarios no van a aumentar más allá de lo acordado y las ganancias quedan en la empresa, que siempre busca incrementar estos ingresos.

Para seguir aumentando las ganancias, muchas veces las empresas reemplazan a los empleados con tecnología. Lo que genera que muchas personas queden sin trabajo sin importar su condición. Así como también, utilizan materiales o procesos que dañan el ambiente para abaratar costos.

En este tipo de trabajo con características capitalistas, toda esta dinámica está regulada y monitoreada por un grupo directivo, que dirige órdenes sin consultar a sus empleados. Lo que suele generar malestar entre los empleados por no ser valorados ni compensados de manera equitativa.

Pero ¿Existe una forma de poder trabajar en condiciones más justas?

Existe en el ámbito del trabajo una forma de organización basada en el cooperativismo que tiene como esencia lo que se conoce como Economía Social.

La Economía Social tiene su origen en el trabajo obrero del siglo XIX; cuando los obreros se organizaron y surgieron las primeras cooperativas, ante la degradación de las condiciones de vida, y el desempleo que generó la revolución industrial, un proceso histórico que se dio por el avance de la tecnología y que dejó a muchas personas sin trabajo.

Entre sus características principales, y que contrastan con la forma de organización del trabajo en la economía capitalista descripta, es la distribución equitativa de las ganancias que se generan, que buscan mejorar la calidad de vida de quienes participan en la cooperativa.

El objetivo principal deja de ser extraer la mayor cantidad de dinero posible, sino más bien, distribuir las ganancias de manera justa entre todos los integrantes a través de la autogestión.

Y este se logra a través de un trabajo colaborativo, en donde todos participan y ayudan a tomar decisiones basadas en sus capacidades.

Es decir, todos los participantes ayudan a decidir sobre los pasos a seguir en la cooperativa y lo harán a través de formas democráticas basadas en asambleas, debates, que se definen a través de votos y/o consensos.

Otro punto importante a destacar, es que la cooperativa es de todos, y, por lo tanto, se trabaja en conjunto para poder producir para subsistencia, pero sin explotar a los trabajadores y sin dañar al medio ambiente con técnicas o productos dañinos. Esto es un principio básico de toda cooperativa.

Esto hace que los empleados sientan que contribuyen de manera colectiva a mejorar las condiciones de vida de quienes participan.

Incentivar la comunicación y darle sentido al trabajo realizado más allá de un salario, genera que se priorice el respeto por el resto de las personas y del medio ambiente.

La Economía Social genera un modo solidario, justo y diferente de hacer economía, buscando una transformación social. Una forma de trabajo en sintonía con la naturaleza del ser humano y con el ambiente, basado en el principio de solidaridad y bienestar común que puede ser aplicada a cualquier tipo de empresa o iniciativa.

Hablar de trabajo no tiene que por qué ser asociado a una experiencia poco grata o injusta, sino más bien, ser una parte de la cotidianeidad que impulse la equidad y el bienestar común entre nuestros pares. Sin distinción ni exclusión.

2 comentarios

  1. Avatar
    Pedrooctubre 3, 2023

    Una gran visión alternativa y valiosa, para un mundo de mayor inclusión!

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  2. Avatar
    Javieroctubre 3, 2023

    Estos enfoques se basan en valores de colaboración, participación y solidaridad que pueden contribuir significativamente al bienestar de las comunidades y al desarrollo económico en el contexto actual

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